Se cree que los tipos de personalidad de intendente son los más numerosos, ya que representan alrededor del 13% de la población. Tienen una serie de rasgos distintivos, como la integridad, el pragmatismo y la dedicación al deber, que los hacen populares entre las familias y las organizaciones que defienden tradiciones, reglas y normas, como los bufetes de abogados, los organismos reguladores y el ejército. Las personas con este tipo de personalidad están dispuestas a asumir la responsabilidad de sus actos y se enorgullecen de todo lo que hacen para intentar alcanzar sus objetivos. No escatiman tiempo ni esfuerzo, y completan cada tarea con paciencia y precisión.
No les gusta hacer suposiciones, sino analizar su entorno y tomar las medidas más prácticas y eficaces basándose en los hechos. Nunca dicen tonterías y, en cuanto toman una decisión, difunden toda la información necesaria para alcanzar su objetivo, esperando que los demás capten inmediatamente la situación y actúen de inmediato. No toleran la indecisión y pierden rápidamente la paciencia cuando sus decisiones se ven cuestionadas por teorías poco realistas y, sobre todo, que ignoran los hechos. Si estos desafíos se convierten en debates que les hacen perder el tiempo, se enfadarán más cuanto más se acerque la fecha límite.
Si respetas tu reputación, hazte amigo de gente que sea buena en lo que hace...
Cumplen lo que dicen que van a hacer y hacen lo que haga falta para terminar el trabajo, y los que no saben cumplir su palabra les confunden. Si a esto le añadimos la pereza y la hipocresía, es el tipo que más les disgusta. Por eso, los Intendentes suelen preferir trabajar solos, o al menos tener una jerarquía clara para poder fijar y alcanzar objetivos sin distraerse con la falta de fiabilidad de los demás.
Son rápidos de pensamiento y objetivos, y prefieren la autosuficiencia a la dependencia de los demás. La dependencia de los demás es vista por ellos como una debilidad, y su pasión por la responsabilidad, la fiabilidad y la integridad no les permitirá caer en esa trampa.
La integridad es importante para el Intendente, incluso más que su propia mente, y harán todo lo posible por cumplir las reglas y normas establecidas, admitir sus errores y decir la verdad, incluso cuando hacerlo tenga consecuencias desastrosas. La honestidad es mucho más importante para el Intendente que el pensamiento emocional, y su enfoque directo puede ser malinterpretado por los demás como frío y robótico. A las personas con este tipo de personalidad les cuesta expresar sus emociones y buenos sentimientos hacia el exterior, pero llamarlas insensibles o incluso inhumanas puede herirlas.
... Es mejor estar a solas con la persona equivocada.
La dedicación de los "Intendentes" es una buena cualidad que les permite conseguir muchas cosas, pero también es una debilidad que puede ser explotada por personas poco críticas. Buscan seguridad y estabilidad, consideran que la buena marcha es su responsabilidad y puede que sus colegas y seres queridos les pasen la pelota porque siempre la aceptarán. Les gusta ceñir sus opiniones a los hechos, pero las pruebas observacionales pueden tardar mucho tiempo en explicarlo todo.
"Los Intendentes tienen que acordarse de cuidar de sí mismos, y su dedicación a la estabilidad y la eficacia puede dificultar algunos objetivos a largo plazo a medida que los demás se vuelven más dependientes de ellos, lo que les deja con la posibilidad de acumular estrés emocional a lo largo de los años, que suele ser demasiado tarde para desahogar. Si pueden encontrar colegas o cónyuges que aprecien y alaben sinceramente sus cualidades y disfruten de sus cualidades de inteligencia, claridad y fiabilidad, se sentirán muy satisfechos con la capacidad que tienen de hacer que las cosas sigan avanzando con paso firme, sabiendo que forman parte de este sistema que funciona a la perfección.
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