Los tipos de personalidad emprendedora tienen un gran impacto en su entorno: la mejor forma de detectarlos en una fiesta es buscar a personas que se sientan cómodas moviéndose entre la multitud. Hablan y ríen con un humor directo y sin pretensiones y les encanta ser el centro de atención en una multitud. Se presentarán a un miembro del público si les invitan a subir al escenario, o recomendarán a un amigo tímido.
Las teorías, los conceptos abstractos y las discusiones monótonas sobre temas globales y sus implicaciones apenas mantienen su interés durante mucho tiempo. Sus conversaciones son enérgicas e inteligentes, y les gusta debatir sobre el aquí y el ahora, o simplemente ponerse manos a la obra. Las personas con personalidad emprendedora no miran hacia delante, sino que corrigen los errores sobre la marcha, en lugar de sentarse a pensar ociosamente en planes alternativos y escenarios de salida.
Nunca confunda movimiento con acción
Los tipos de personalidad emprendedora son los más arriesgados. Viven el momento, hacen lo que dicen y están en el centro de la tormenta. Este tipo de personalidad disfruta con el drama, la pasión y la emoción, no por los altibajos emocionales sino por la estimulación que aporta a su mente lógica. Toman decisiones importantes basadas en la realidad de la situación en respuesta a rápidos estímulos racionales.
Esto hace que les resulte difícil encajar en escuelas y otras organizaciones bien ordenadas. Esto no se debe a que no sean inteligentes, de hecho pueden hacerlo muy bien, sino a que los métodos de enseñanza reglada utilizados en la educación formal están muy alejados de su enfoque práctico preferido para aprender. Se necesita una mentalidad muy madura para darse cuenta de que éste es un paso importante necesario para el éxito y crea oportunidades más interesantes.
También les resulta más gratificante utilizar sus propias normas éticas que las de otros. Las normas están para romperlas. Pero es poco probable que este punto de vista sea reconocido por los profesores de secundaria y los superiores de las empresas, más bien afectará a su reputación. Si pudieran meterse en menos problemas y dedicar más energía y atención a las cosas aburridas, no habría límite a lo que podrían hacer.
La mayoría de la gente no presta atención.
Son quizás el tipo más perceptivo y perspicaz, buenos para captar pequeños cambios. Ya se trate de un cambio en la expresión facial, la ropa o los hábitos, este tipo de personalidad puede captar pensamientos y motivos ocultos que los demás ni siquiera perciben. Los tipos de personalidad emprendedora aprovecharán inmediatamente estas observaciones, señalando cambios y haciendo preguntas sin tener en cuenta su sensibilidad. Deben ser conscientes de que no todo el mundo quiere que sus secretos y decisiones sean públicos.
Si no tienen suficiente cuidado, pueden centrarse demasiado en el momento, pasarse de la raya y herir a quienes tienen sentimientos más delicados, o descuidar su propia salud y seguridad. Las personalidades emprendedoras representan sólo el 4% de la población, y aunque hay muchos "emprendedores" que nos rodean con fuego y azufre, no son tantos como para suponer un riesgo sistémico.
"Los emprendedores son apasionados, están llenos de energía y tienen un cerebro racional, ocasionalmente distraído. Son inspiradores, convincentes, vistosos y líderes naturales de equipos que toman el camino menos transitado y aportan vida y diversión allá donde van. El verdadero reto para ellos es poner estas cualidades al servicio de objetivos constructivos y gratificantes.